Museo de los horrores

 

 

 

Diario IDEAL, 26 noviembre 2014

Mientras que nos sobreponemos del abandono de esta vida terrenal de la duqesísima envidiable, Cayetana de Alba, el enchironamiento de las más ‘cani’ de las tonadilleras españolas, dícese Isabel Pantoja, madre de ese apóstata de lo estético o las aventuras y desventuras de nuestro James Bond patrio, a la sazón, el gran Nicolás, no de Rusia, sino de la meseta central, irrumpe cada día en los noticiarios y demás soportes informativo, la dosis de soma llamada Podemos. ¡Qué pereza! Estas, espero, sean de las pocas líneas que les dedique a estos libertarios de iphonescinco, becas-sueldo fantasmas y amantes de viajar en primera.

Y es que hasta la noche de las últimas lecciones europeas, jamás antes oí hablar de este grupo. Me sorprendí la citada noche. Incluso me alegré en los primeros instantes ya que un fenómeno como el de Ruiz Mateos se volvía a repetir, al ser España, distrito único. Sin embargo, cuando vi aquellos puños levantados, algo me alertó. Luego todo ha sido una cascada de acontecimientos, elevando casi a los altares a estos cruzados sin fondo de armario y con una trastienda ideológica que añoran convertir España en un parque temático antifascista.

Desde luego por mí pueden seguir cantando las canciones de 1934 o lanzando consignas oídas en reconocidas dictaduras hispano hablantes, que ni por el forro, albergo la esperanza de que recojan lo que creen que están sembrando.

Este domingo veía y leía horrorizado en qué han convertido sus acólitos el pasillo de la cafetería de la Facultad de Ciencias Políticas en la Complutense de Madrid: en un museo de exaltación bolchevique. En ese pasillo no sólo todo está controlado por su particular KGB. Todo son lemas milimétricamente escritas en la pared haciendo bueno el lema de Lenin:’contra el cuerpo, castigo; contra el alma, mentira’. Fumadero de porros, veganos comerciando, venta ambulante… un particular gueto a la espera de tomar el poder por incapacidad intelectual crónica de los otros, deseosos de llenar sus checas de gentes como yo, que alabo los principios básicos del liberalismo, creo en la libertad individual, en la singular de cada ser humano, en el estado minimalista y sobre todo, en la democracia.

En ese museo de los horrores, construido en un sitio público pagado con nuestros impuestos, destacaba: ‘Ni fascismo, ni democracia. Comunismo libertario’. Esta es la filosofía de los herederos del sanguinario Stalin que están deseando llevar al cadalso de la Puerta del Sol a los banqueros-puteros, mientras colectivizan los pisos, regalan libros de Mao y colocan espías en cada rellano de la escalera y en Navidad, nos regalarán una naranja a cada camarada.

Toda esta argumentación, más propia de una novela de finales de 1910, en realidad, nos debe hacer recapacitar que las grandes democracias que nos rodean pivotan sobre dos o tres grandes fuerza políticas. Me da una pena inmensa ver formaciones como PP y PSOE, entregados a la carroña avariciosa, sindicatos como UGT y CCOO preñados de ávidos oledores de mierda, u organizaciones empresariales repletos de puteros, primos hermanos de los citados más arriba.

Una lectura sosegada de nuestra Constitución de 1978, debería servir para aliviar nuestras angustias y pensar en que uno de los poderes del Estado, el Judicial, debería estar poniendo orden en todo esto a riesgo de caer en una máquina del tiempo que nos lleve, cien años atrás, y si ya perdimos el carro de la modernidad durante cuarenta años, con sus días y noches, no estar, de nuevo, en esa situación histórica de aislamiento.

Sigo pensando que, antes o después, nuestra organizaciones políticas, sindicales, empresariales, bancarias, etc, se llenarán de gente de orden y concierto y, definitivamente, comenzaremos a parecernos de verdad a otros países envidiables en su salud moral pública. Yo así lo creo. Y lo creo aunque deba pasar a las trincheras de las palabras, obras y acciones contra el advenimiento del totalitarismo visto este fin de semana en este diario.