09
2008¡A dirección!
Era la frase más temida por todos los estudiantes. La leyenda que corría por cada tramo de escaleras es que, sobre todo los novatos, probaban del amargo sabor del cuero de la Srta Peers. No había avisos por megafonía. Un extraño sms recibido era la orden a cumplir: ¡a dirección!
Mi móvil nunca había vibrado hasta la fecha. Mis padres me lo habían regalado las últimas navidades bajo la excusa de estar mejor comunicados. Típico y tópico. Pero ya tenía 14 años. Pese a ello, la mañana del 17 de abril se ha tornado, para siempre, escalofriantemente distinta.
Brrrr… brrrrr… sms recibido: remitente… 1234. ¡a dirección! Al subir, el armario Jones Crown, vigilaba la puerta. Al intentar llamar, me bloqueó el brazo: McAndrew.. abre la boca y morirás. Enséñame tu mano. Toma. Entra y calla.
Cuando acabé, dejé el preservativo sobre su mesa.
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