A nightmare

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Diario IDEAL, 8 junio 2011

Así es como puede resumirse una experiencia fatal. Una pesadilla. Un terrible y desafortunada pesadilla que evidencia, una vez más, en el país que estamos. O sea España. Donde la calidad, la puntualidad, la competitividad, el compromiso, la palabra dada son algo tan demodé que cuando sales al extranjero te das cuenta de que somos un barco a la deriva y, además, redomadamente cutres.

Este domingo debía exponer mis vírgenes extra en Londres. Pues no llegaron. Pese a que el transporte contratado cargó el día 25 mayo con el compromiso de entregar con 5 días hábiles desde la carga, no llegó a Londres hasta ayer lunes, día 6 de junio, a las 16 horas. Todo esto después de que el viernes, día 3, ante mi insistencia, me confirmaran por teléfono y correo electrónico que el citado viernes -3 de junio- se entregaba sin falta. Mentira. Podría ofrecer el dato de las empresas implicadas en este desastre pero sería dejar sin citar a otras muchas personas, lugares, hechos que, insisto, hacen de este país un terrirtorio repleto de sinvergüenzas, mentirosos, tramposos, vagos y maleantes que le importan una gran mierda si tú te juegas el prestigio de tu país o tus productos en el extranjero. Total visto lo visto que más te da. Si eres empresario y se mean, se cagan y se masturban delante de tu establecimiento gracias a los acampados de Madrid, ¡qué más da! ¡Qué se joda el puto explotador ¿no? La poli no va a hacer nada porque los políticos están a ver a quién se la mete mejor -la puñalada, claro-. Quítate Carmen que me pongo yo, Alf. Y si los de los pepinos se ahogan, que se vuelvan a joder porque nosotros estamos a ver quien manda más en este asqueroso lugar que gana puntos en su pésima reputación internacional.

Somos un verdadero asco internacional. Sólo hay que salir fuera para verlo. Hasta los griegos tienen más dignidad a la hora de defender lo suyo. Aquí es irrelevante que te quedes con el culo al aire a miles de kilómetros. Te jodes como Herodes porque como eres empresario seguro que explotas a tus trabajadores, defraudas a Hacienda, no pagas seguros sociales y demás circunstancia. Esto no lo digo yo, me lo decía un sindicalista de CCOO el otro día por Twitter, que añora -supongo- los tiempos de Stalin. A mí me habrían degollado en una ‘cheka’ o comido los huevos las ratas en Siberia, seguro.

Desolado y avergonzado. Esto es lo que siento y como me siento. Adiós a muchas horas de preparación, trabajo, esfuerzo… la cara que se te queda es de parchís. Menos mal que en Londres me trataron fenomenal y nos atendieron como aquí hace años que no se hace. Eso sí, tampoco fueron los españoles los que me avisaron de la llegada de la mercancía. Fue una vez más, Londres, quien se tomó la cortesía y molestia de hacerlo. Aquí, este lunes, el personal se excusaba de que ‘con estas prisas no se puede trabajar’.

Nada de lo relatado aquí es inventado. Todo está acreditado y ahora iniciaremos acciones legales. Pero un ejemplo -otro- de cómo nos vamos hundiendo y de cómo cada vez que sales al extranjero ves más españoles sin ganas de volver porque somos un país sin futuro. No creo exagerar. Son muchos años los que llevo rodando y esto se va a pique. Somos un Titanic agujereado y ahora, a lo que más empeño le pongo, es a que mis hijos se vayan de aquí cuanto antes. Nos queda una cuesta de veinte años y desde luego como corredor de fondo, voy a poner todo mi esfuerzo e ilusión en que al menos, cuando traten con ellos -aún españoles- no piensen que son (somos) mentirosos, vagos, especuladores…

Pura pesadilla.