Es complicado; infinitamente complicado dejar de hacer lo que hago. Apenas si mi vida, a veces, simula a un camión de paja destapado que se deshace por la carretera.  Nada es lo que parece.  Y creo que, incluso, en sueños eres real.

Un tobogán y unos brazos abiertos al final; la boca del metro y unos labios en el último peldaño de la escalera; la Gate B de Heathrow y unas manos tras los cristales; el látex de tu colchón y unas piernas sobre las sábanas de seda.

Cartas olvidadas tras la puerta; botellas vacías, a la deriva, en tu bañera; s.m.s.´s dislocados penden del asta agitados por el viento; tronos reales, desgobernados, que esperan a la llegada de una reina de hielo…

Y ahora, esto es lo que queda de mí.

Una adoración.

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