No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir «condios» a los dos
nos sobran los motivos.

J Sabina

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¿Dónde vas? Es difícil saber dónde. ¿Acaso es preciso saberlo?

Una vez; dos y tres miré la ruta. Solo y tarde. Siempre el estribillo se repite.

Pastora me susurra al oído… dónde vas tan solo y tan tarde… y voy perdiéndome por la calle desidia sin ganas de excursión, deseando, tal vez, ser mercurio y permanecer prisonero de un térmometro a las puertas de una farmacia donde ir a pincharse de saldo.

¿Dónde van a parar las noches?

¿Y los motivos?

No hay noches ni motivos.

Libreta sin movimientos que, hoja a hoja, engarzo como cuentas en el collar que adorna esta habitación sin olor.

Aseptisismo.

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¿Te apetece leer y votar el relato Desde anoche?

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