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2007Banderas de nuestros padres
No voy a ocultar aquí mi admiración por Clint Eastwood. Ya me gustaba cuando protagonizaba los westerns de Leone, rodados en Almería. Pero mi entusiasmo por su vida y obra ha ido creciendo al sentarme delante de sus películas. Hombre hecho a así mismo, calificado siempre de "pésimo" actor por ser Harry Callahan, es un mágnífico director y dijo con 73 años que por primera vez se sentía libre. Aprendió a tocar el piano con 40 años y en su penúltima película, rodada al unísono con la última, ha creado su propia banda sonora.
Además, su testa, es muy similar a la que portaba mi querido abuelo Francisco, rectas mandíbulas, pelo ralo y blanco, piel curtida… y cada vez que lo veo, no puedo reprimir acordarme de él.
Lejos quedan atrás obras maestras como "Sin perdón", "Un mundo perfecto", "Los puentes de Madison", "Mistic River" o "Million dollar baby". Ahora nos ha regalado "Banderas de nuestros padres".
Eatswood, con maestría y libertad, retrata con un color que roza casi el luto total, la invención de héroes para una sociedad harta de la "Gran Guerra" y cómo, por accidente, tres soldados son convertidos en los héroes de América, en los estertores de su enfretamiento con Japón. El centro: la isla de Iwo Jima.
Reflexión políticamente incorrecta desarrollada en círculos concéntricos sobre como las personas, el sistema, un país, crea ídolos de "usar y tirar". La bandera es la excusa. El circo que se monta alrededor de la foto de Joe Rosenthal -Raising the Flag on Iwo Jima-, el "leit motiv" de la película. La soledad de las trincheras, las amargas pérdidas de compañeros en el combate, la distancia de los politicos y jerifaltes estrellados, son crueles verdades retratadas por el pulso sereno de este Gran Maestro.
El destino de cada uno de sus protagonistas, diferente por su puesto, nos deja una escena final en el que la autenticidad se respira en el baño bautismal que los soldados tienen tras la batalla en las playas de Iwo Jima.
Ahora esperamos el estreno de la versión japonesa: Cartas desde Iwo Jima. Las críticas dicen que es mejor.
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