Blog Action Day: Pobreza…

Tal vez no sea la mejor manera de combatir o escribir contra la pobreza… a mí es como mejro me sale… por este Blog Action Day.

Bolas de colores

Andan las tarjetas ardiendo… las letras V+I+S+A conjugan su demoníaco canto con sirenas que encallan en ruinas bancarias… y allá van los ejércitos de frustrados seres humanos que compran amor sin tiempo para ver que el amor no se compra…

Limpian sus conciencias con maratones televisivos, bailes de máscaras para los más pobres a los que jamás les llegará el ruido del teclado de su terminal de pago. Y ellas, las letras, las cuatro letras nos maldicen, mientras que ellos, los perros callejeros, mueren de inanición porque sus fósforos están impregnados en las gasolinas de sus impotentes  coches de fuego… olvidándolos durante 356 días…

Los paupérrimos somos así… desgajados de nuestros árboles, las bolas la usamos para echarle huevos a la vida y gritar… ¡qué mundo de fariseos! ¡ Que la navidad -con minúscula- os pille confesados y bien gastados!

Luego habrá que adelgazar para que los de más abajo. al este o al oeste, sean aún más pestilentemente pobres…

Y Jesús… os echaría del Templo como vulgares consumistas.

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Escamas de aliminio

La noche regresa, sin remisión. Cada día, cada atardecer, trae aparejado, sin dudar, la noche, la oscuridad. Cuerpos insomnes, calles mojadas, secretos de niñez. Nada para recordar, voces del ayer. Hace tiempo que estos caminantes no llegan jamás a su hora. El cemento gris de su presente ofrece las grietas por las que escaparse reptando, tras una punzión intravenoso. Gomas, látex, sangre negra. Agujeros por los que inmigrar a tierras mejores, cálidas, a lomos de su caballo…

Y llega el viaje:

Un ejército de caballos forrados de escamas de aluminio que traigan la revolución de la serenidad, ventanas abiertas… un ejército de recién llegados, libertarios, amantes…

Y ahora se ven, al final del camino, las luces azules, intermitentes, güiños lumínicos. Los niños corren para no dejarse atrapar en el fuego cruzado. La samba de ayer ya no mueve cinturas. Y los tambores no traen música de otro planeta. Tabletean los martillos esparciendo comunismo armamentístico. Y los cuerpos sin nombre, los insomnes de hace una líneas, caen. Uno a uno.