Días atrás, la memoria, ese baúl que todo lo guarda y que saca lo que menos te esperas en el momento más inoportuno, se abrió para mostrarme unos versos en formas de poemas (en total17 bajo el título de "El aire huele a tu nombre") de algo que escribí (todo) en una febril noche de sábado, allá por mayo de 2005 en la que me arrolló una tremenda crisis personal/existencial/vital que me puso a los pies de la anorexia y rocé la inanición mortecina. Perdí muchos kilos, pelo y piel… pero la naturaleza es sabia y a los bichos malos no nos deja "cascar" así por que sí… De aquellos 17 poemas, dejo uno en la Red… ni mejor ni peor (ya creo que no escribo así)… tan sólo es uno de ellos…

 

Sentadoante tu presencia

mebaño en las olas de tu mirada;

reconozcolos mares que se dibujan

enlas niñas de tus ojos;

siguiendoel sol de poniente

quepresenta tu sonrisa

navegoa la deriva en busca de tu isla;

playasque dejaron de ser olvidadas,

ahorapresentes, envuelven los pasos

queno volverán, inertes en la arena;

salanlas huellas cerrando las heridas,

vuelvenlas gaviotas a comer de tu mano

masno encontrarás soledad más presente

quemi beso amanecido

enesta incierta pasión vivir.