Crazy

Hace mucho mucho tiempo que los sones de un grupo no me teletransportaban más allá de la famosa puerta que separaba a los hermanos berlineses (Ich bin ein Berliner dijo el hermoso JFK -me la robaste John-), gracias a los inventos aniquiladores y exterminadores de la hoz, el martillo, Marx, Lenin, Stalin y la gran mentira (Castro cree que vivirá eternamente…le llegará ese viaje que es gratis para todos).

Allí, en noches de manzanas agujereadas, nos descomponíamos en miles de moléculas, para SER, de nuevo presencia, bajo los ojos de la gran puerta.

Fue Alaska y su nube la que me lo enseñó. Celeste quien me la pasó. Me hizo feliz danzando en su terraza.

Ahora es este grupo de TOGO el que me pone los pelos de punta e imagino a esa chica con las palmas de sus manos mirando hacia el suelo, bailando locamente a los sones que parieron en el continente del gran cuerno…ese cuerno que deberíamos meterle a esta sucia sociedad.

Gracias a Gnarls Barkley es jodidamente hermoso volverse LOCO ¡¡¡¡

Ya vamos sumando locos. Y yo no me arrepiento.

Hablaré y escribiré más sobre la locura.