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2006*Crónica de una ni-nada
Rondaban las agujas de reloj esa mesiánica hora en la que la esfera queda dividida. Subidas de escaleras majestuosas hacia el centro de la más libertaria de todas las concentraciones de libros en el corazón del más republicano de todos los madriles.
Allí un coro de voces y caras desconocidos…pero con dedos y rayas en sus manos bien conocidos.
Trajes y galas para la ocasión. Nervios de pricipiantes, mantones de manila, escotes, curvas, tacones de aguja, perlas, barbas ceniza, trajes acalorados, ensayos olvidados.
Presentaciones aturulladas mientras se organiza la puesta en escena de la más loca de todas las locuras icerbergianas. Ya lo dice su nombre: socorro o me cojo al iceberg o es que me ahogo, leche¡¡¡
Escaleres para arriba y para abajo. La chica de la entrada muy simpática me dejó entrever su "canal plus" en su blusa azul más de una vez y sonreía. Más escaleras. 23 negro, 14 encarnado. Soco, la música. Dos cedes para colocar: uno de fondo y otro para el enigmático actor
que, muy bien peinado, me insistía en cómo hacerlo, no el amor, sino lo de poner su cedé.
Se abre el telón: dos jugetonas niñas salen…una en tacones y la otra con su mantón de manila…obvio los nombres para darle así emoción.
Luego la niña de blanco…también escotadísima a babor..con su monteracque hizo de Liza Minelli en nuestro particular "Cabaré".
Leyó y empezó a llamar al paredón de las letras a su actores…cuando me
tocó se me olvidó lo del beso a lo Brody…el año que viene se lo planto en los morros…pero seguro que pierde hasta la montera si lo hago.
Discursito entre informativo y poético…vaya epítetos¡¡¡¡¡
Clap, clap, clap, aplausos y Mami cerca del séptimo cielo.
Intervención de la cordobesa más gallega de las conocidas. Por supuesto dijo lo que no quería decir y fue, ella, en si misma, la incorrección de lo correcto.
La voz de latinoamérica llegó…entre libros que se caían al suelo y un micrófono muerto de infarto ante tanto…insisto…escote, perlas, peinados y curvas. (Lamento mi heterosexualidad, ya sé que no está de moda).
Desde aquí dejé de oir. Desde la cápsula espacial a la que me enviaron para pinchar discos, sólo veía figurantes en el escenario.
Soco, parace que terminó y según el guión tocaba la llegada del actor…ese chico bien peinado y voz de actor de doblaje de los que ganan mucha pasta. Luego duchado y vestido de naraja sí que lo parecía. Esencia de euros¡¡¡¡
Regreso al patio de butacas y me entero de lo mala que era Eurídice, lo de Ricardín, la hija, el suegro y la madre que parió a Dulce. Escenas de los 50 que no pierden actualidad. El hombre, de nuevo, el malo de la película.
Ultimos aplausos y el estrés de irse a la cena. Más presentaciones.
Llegan las curvas de la vecina de Montecarlo. Mi cabalino rampante se queda mudo. Otra vez será. Hay otros más importantes y monopolizadores. Así y gracias a ello me acerqué a una cohorte de bellas y dulces mujeres que nos gasajaron hasta altas horas de la
madrugada. Y bien madrugada. La última casi me da una oportunidad…pero era hora de irse.
Llegamos al restaurante. Caos total, se acerca el apolalipsis. La bandera colombiana me recuerda donde estoy porque aquello me recuerda a la habitación de los hermanos Marx. Más madera¡¡¡¡ y sin coger comida a tiempo se desarbolaron hasta las gomitas de las braguitas de
la camarera del único bar que vimos abierto. Bien que me trató y me manchó.
Todos fuimos al unísino en el desmelene pero el aire estaba preñado de letras, versos, aromas, miradas, complicidades y hasta un general¡¡¡¡
El guardador del lugar libertario me flanqueó a mi derecha y su hispalense reciclado me acompañó toda la noche junto a la infinita voz susurrante de la niña de la montera. Otra me pedía maría y yo me quejaba de no tenerla (y mira que lo siento).
Cantes, guitaras y otro pelijas que se incorporó a la velada. Dicen que era médico…del corazón claro. Más despelote con las ensaladas, filetes, y no sé que más de inexistente comida colombiana. 30 euros de anárquica cenita.
Bien pagá, le llaman la bien pagá, esa cenita clavá¡¡¡¡
Besos y abrazos, despedidas…ah¡¡¡¡ una malagueña en Holanda me invitó a su casa…que sepa que iré…y yo soñando con la bota del mapa.
Más besos…había hasta un hija de Atenea¡¡¡¡
Se abre el personal (es decir, se pira, ahueca el ala, se largan, oseáse, se van, vamos)
Cuadrito romántico…seis, cinco, tres…se acabó.
Eran las 4 de la mañana.
* Fernando R. Ortega. Nin@delapuerta
Crónica de la presentación de Iceberg Nocturno
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