Crucificada

Espero la llegada de la hora para desclavarte de la pared;
extraer con mis dientes todos los lazos que sujetan tu figura,
descolgarte del cuadro aéreo que esculpes cuando respiras
y tragarme, gota a gota, toda la sangre que expiran tus poros.

Te sanaré las heridas, besaré tus pies, amaré tus palabras.

Las llagas de tus manos, de tu costado, serán cerradas con esta llave,
la que acaricias para abrir el armario en el que guardas tus mejores noches de insomnio.

Cada noche, una plegaria…cada día, un beso.