Los lectores (amplio término que acoge a ambos sexos) que se asoman a este blog, sabrán de sobra, mi debilidad por las cuarentañeras. No quiero que este término lleve ni un sólo ápice negativo, sino todo lo contrario. Conozco un amplio abanico de «ellas» cuarentañeras que, sin duda, dejarían al género masculino reducido a pajas (mentales) para rellenar un espantapájaros.

Bien. Dicho esto, este año vamos a celebrar que este mito (el de la belleza de las mujeres de más de cuarenta y pico de años) también debe romperse.  ¿Por qué? Porque hay una nueva generación de «ellas» con 50 años que dejan en evidencia que la mujer comienza a rozar la perfección durante muchos años de su vida, dejando en evidencia, una vez más, al hombre, que pierde (perdemos) enteros cada día.

Cuando conducimos miramos el cuantakilómetros; pero el espejo es el cuentaaños. Y aquí, ellas comienzan a mojarnos la oreja de forma ostentórea.

Hoy, la tita Sharon (Stone), cumple 50. Y la seguirán otras famosas como Madonna, Annette Bening o Michelle Pfeiffer. Son un reflejo de lo que está pasando y de cómo ellas, pasito a pasito, reivindican, cada día, su esencia femenina.

Los hombres deberíamos aprender, no dejarnos atrapar por el marasmo y/o las panzas cerveceras.