Cuerdo

Atado sigo a espacios que no existen sino sólo en las alcantarillas;

entramados adoquines salpicados con restos de hierro;

imágenes aldabonadas para configurar una vida cuerda.

Y sin embargo, cuerda, la vida, se tornó viuda, ya que el cuerdo murió.

¡Ay, ay, ay, ah! un vals, un tango… 

y entonces llega Viena, Berlín; un río que atraviesa el cielo.

Los hombros, son hombres; las cuerdas, cadenas;

y el cuerdo grita ¡oh my love! 

La flautista enjauló a la melodía… y el cuerdo no recordaba a la cuerda;

la atrapó, y sentenciaba decidiendo poner fin a todo… ¡ay, ay, ay, ah!

Los periodicos en Viena y Berlín titulaban:

Todos hemos muerto; hombres cuerdos, viudas cuerdas.