Con una temperatura, todavía, más que gradable, entre el sábado y el domingo pudimos acompañar y asistir a una jornada intensa de siega. En Las Marquesas y Cambalones, fincas ambas en el término de Peal de Becerro (Jaén), vimos en vivo y en directo (Fernando no sólo se subió en el tractor sino que estuvo más de 3 horas en la segadora con Juan Ramón) cómo se recoge este singular producto: el trigo duro.

Esta variedad de trigo se usa fundamentalmente para las pastas y forma parte de nuestra dieta mediterránea. No voy a ocultar que tras tantísimas horas de trabajo, el mercado paga unos precios irrisorios. Es increíble como los agricultores que se dejan la piel en estas tareas vean como se les reconoce tan poco su trabajo, importantísimo, para todos los que disfrutamos de los productos del campo en la mesa.

Entendí que era importante que mi hijo viera y viviera, en primera persona, esta experiencia. Pocos niños de su edad tiene esa suerte. No era un videojuego.

En noviembre volvemos a plantar y el año que viene, por estas fechas, a recoger en la parte dedicada este año al barbecho.