Desde el balcón del bósforo

No he conseguido saber qué guardas en ese accidente geográfico de tu cuerpo…

ni dunas, ni valles, ni bahías… ni tan siquiera golfos con conchas… blancas o negras.

Es enigmático… como el faro de Alejandría… como el viaje hasta Ítaca, como las tripas de madera de Troya…

Eldjem podría haberte parido… o Capetown haberte matado…

Sin embargo, misteriosa tú, sigues sin enseñarte pese a las señales de humo que desde este balcón te hago, quemando cada día mi sudario, de raso y sisal…

Tu bósforo es, en realidad, donde quiero llegar…