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2011Desde Honduras con amor (I)
Diario IDEAL 12 octubre 2011
Como me ha ocurrido en otras ocasiones, siempre que salgo al extranjero me gusta aprovechar esta columna para abordar aspectos más o menos relevantes que pueda interesarte. Esta semana estoy en Honduras y desde luego está siento una de las experiencias más intensas que he vivido últimamente. Quizá estar a las puertas del Gran Erg en Túnez es lo más parecido, no ya por el coche de culturas, que las hay, es que además de estar en otro continente, para la mentalidad europea, acabo de llegar a otra dimensión.
Por eso no dejo de viajar. Me parece una de las experiencias más enriquecedoras que existen y desde luego, confirmo que debería practicarse con más frecuencia en aras de evitar intoxicaciones ombliguistas que, por cierto, tanto fruto están dando en ese lejana España/17.
Tiempo tendré de reflexionar sobre lo visto, oído y probado en estas tierras húmedas, calurosísimas y aparentemente anárquicas, pero el hecho de ir en la parte trasera de una pickup al más estilo del lugar tragando el humo de otros coches o poder oler lo que se respirar en esos mercados callejeros que casi dejan sin espacio las calles centrales de San Pedro Sula, bien merece la pena disfrutarlos. Ahora, la regresar, quizá todo me parezca demasiado ordenado o tal vez, aprenda a relativizar más todo lo que me rodea. Esto es lo que más me ha impactado. En Europa nos creemos en centro del mundo, pero somos un mojón en realidad. Aquí salvo el fútbol, apenas si interesa nada de lo que esté pasando en Europa. La crisis del café en Brasil o las presencia de los narcos, preocupa mucho más que la prima de riesgo de la deuda española. Eso sí, aquí como allí (menos en España) asusta la cifra de desempleo. Es algo que yo tampoco soy capaz de explicar. Y cuanto más lejos estoy menos lo comprendo. Hoy he oído que 1 de cada 3 euros en Gracia es dinero negro. Me temo que en España estamos igual. O yo estoy muy gili o cada día me trago menos las cifras que nos dan. Un país con 5 millones de parados, hasta un hondureño piensa que no es sostenible y que debería estar al borde de la fractura social. Pero amigo eso es harina de otro costal: tendrían que trabajar los sindicalistas y estos señoritos del metal no están por la labor. Pesebreando se está en la gloria.
Es la única explicación que hallo a semejante dislate, al margen del éxodo que comienza a verse. Has en Honduras se sabe que España está en crisis y que somos un país… fracasado y que para nada ofrece opciones de futuro. Eso ya me lo han explicado aquí. Algo de razón hay.
Por eso me temo que debemos seguir viajando. Y como en mi caso no es una actividad que me produzca el más mínimo de los desasosiegos lo haré aunque sólo sea para contarlo en esta columna que tan buenas críticas que me está aportando (hasta cuando me tiran de las orejas). No hay nada mejor que ser consciente de que todo es mejorable, hasta nuestra propia forma de ser. Por eso cada día me siento más flexible y con mayor capacidad de adaptación al medio. Y descubro como con muy pocas cosas hay millones de personas que son felices.
En fin, este jueves me van a llevar a catar café y a descubrir desde el origen, cómo se descubre este singular producto que tanto se parece a otro cuyo nombre no voy a citar que luego se me nota el plumero. Pero ya me relamo los bigotes pensando, además, que me sentiré cercano al protagonista de alguna peli de aventuras. Porque aquí las armas largas están a la vista de todos. Y créeme… impone. Pero esta historia seguirá…
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