Desde Londres con amor

Diario IDEAL, 18 noviembre 2010

Así; sin más. He cogido esta semana la maleta -sin pensarlo mucho- para hacer lo que todos deberíamos hacer. Estudiar las reglas del mercado allá donde queramos estar presentes. Dadas las circunstancias, visto lo visto, hay que mover el culo si queremos llevara algún trozo de pan a nuestros niños. La economía española está parada. La andaluza, anclada. Nos toca esperar casi diez años para volver a otros tiempos pero eso es arena de otro costal y le tocará a nuestros pésimos y deplorables políticos hacer examen de conciencia y averiguar por qué ahora, como en los años 50 y 60 muchos jóvenes empiezan a hacer las américas por diversos destinos europeos y americanos. La maleta con una guita ahora la cambiamos por mochilas y gadgets, pero donde no hay futuro, donde no hay trabajo, no se puede permanecer ni un segundo más -¿deré un antipatriota?-.

Por eso, como decía, he empezado a auscultar el terreno desde fuera, o sea desde el destino. Efectivamente hay mucho mercado, muchas cosas por hacer, oportunidades y sobre todo, ganas de ver como, por ejemplo, en el sector del aceite de oliva, se trabaja con otra mentalidad, muye diferente ya, de la actual y pasada del sector.

Aquí, por ejemplo, pese a esa idea preconcebida de ‘otro más del aceite’, han saltado a ‘por fin aire nuevo y fresco’. Para esta forma de entender las relaciones comerciales, sin complejos, de forma clara, profesional, con las herramientas de gestión actuales, no hay muros sino puertas abiertas. Y oportunidades. Sí, oportunidades.

Con este viaje he decidido saltarme todas las normas, intermediarios, comisionistas y gente de diverso pelaje que está envileciendo nuestro más preciado oro líquido. Me he plantado en medio de la capital londinense para hablar de forma y clara que conmigo están mis productores. Y sin más dobleces, estoy para llegar donde me pidan que llegue. La respuesta ha sido absolutamente sensacional. Y todas las puertas están abiertas.

Gran Bretaña como otros países de Europa ha sido castigado por la crisis. Aquí raspan el 7% de desempleo -se escandalizan ante el 28,55% andaluz- y están con los cinturones apretados porque los Laboristas dejaron los cajones vacíos. Sin embargo, el mes pasado crecieron un 0,8%. Los barrios siguen repletos de tiendas, pequeños negocios de todo tipo, hay ofertas en mil y un escaparates, y desde luego, hay una presencia hispana que no pasa ya desapercibida para nadie.

Pese a que muchos inversores han cogido el camino de Asia y Oceanía, en ciudades como Londres o Manchester, se mantiene un importante nivel de vida -sólo hay que ver el coste de los alquileres o los sueldos- y por eso, sigue habiendo muchas oportunidades de trabajo. Desde abajo hasta arriba. Conozco ya muchos casos de gente que se ha cogido las maletas para buscar aquí mejor fortuna: ingenieros, arquitectos, estilistas, diseñadores, etc. Gentes con una formación y experiencia profesional absolutamente impecable que, incluso con hijos, dicen adiós a su -dicen- amada tierra, y tiran para acá como hace una décadas lo hacían gentes de las ocho provincias andaluzas. La estampa se repite.

Tras 40 años, Andalucía se despertó de una pesadilla de señoritos y terratenientes. Ahora, tras 30 años de ‘sistema’, nadie se despierta porque los dirigentes han creado una sociedad tutelada, vigilada, intervenida, adormilada, y el inquiet@ sale despavorido. Es, por ahora, el mejor y único camino.

Yo sigo por esa senda. Y en febrero voy a Varsovia. De los cobardes nunca se escribió nada.