Diálogo entre una sorda y un miope

– ¡Amparo! ¿me han dicho que andas un poco sorda?

– Si me gritas tanto, sí.

– Pero  ¿no eras teniente?

– Soy la sargenta de mi casa. Y tú ¿qué graduación tienes?

– Yo, soy Licenciado en Derecho.

– ¡Ah! por eso eres el ojito derecho de tu madre

– No, porque la tuya es amiga de la mía.

– Vaya, yo la única Mía que conozco es la de Allen 

– ¿El del octavo pasajero?

– No, el del tirachinas 

– Pues creía que eso era lo que los chinos tienen entre las piernas 

–  No, las chinas van en el zapato.

– Pues por eso, zapatero a tus zapatos. Vamos que me voy Amparo. 

– ¡Guarro! siempre pensando en lo mismo.

– Se me escapó. Es que me quiero ir, de irme, vamos.

– Pues vete ya gatillero, ¡qué pesado! Nos vemos

– Amparo cuando te da por decir gracias, ni las de Rubens…