Hoy busco refugio en las letras. En mis letras. Después de estar inundado de números, son ellas, como siempre, las que acuden a salvarme. A salvarme de esta distancia. Hoy no sólo estoy a mucha distancia de mi tierra, de mi padre, de mis hijos, de todo eso que nos une a algún sitio. Hoy estoy muy lejos incluso de mí mismo. Y acudo a ellas, las letras, mis letras, como legítimas tenedoras de un perenne salvavidas que me permita no ahogarme en esta distancia. Salvavidas para un superviviente o un eterno náufrago. Ítaca me parace inalcanzable. Y el viento está tan mudo que hoy, ni la irrelevancia de lo cotidiano, me consuela. Acudo a las letras, a mis letras, sanadoras para esta locura distante del no estar, del no ser, del no saber si la brújula ha perdido, definitivamente, el norte. Las letras siguen aquí. Y hoy, vuelven a salvarme de la distancia.

PD: Hoy he repasado todas esas imágenes que estoy coleccionando estos días de hastío y distancia. Y tal vez la que hoy mejor ilustra estas letras, es ésta. Podría añadir muchos pie de foto. Pero lo dejo al buen saber leer, ver y entender del/la lector/a