Jul
02
2012Ducha ácida
I can feel your lips in my mouth.
Es lo que ella lleva tatuado alrededor de su cintura. Sin embargo, la palabra lips estaba estratégicamente escrita sobre su ‘monte de Venus’. Era un enigmático juego de cuatro letras que inducían a pensar que sus labios eran los que debían sentir en su boca. ¿O era al revés?
Raúl Castro, el necrocirujano, no acertaba sobre cómo terminar aquel confuso informe. La que yacía sobre su mesa de autopsias, era la amiga de Marga, su hija de 18 años. Íntima de ella.
Ahora aquella chica yacía inerte, fría. Y Marga iba camino del manicomio porque había sido la responsable de duchar a la yacente con ácido. ¿Qué labios eran los que deseaba la exánime?
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