Ego sum ultra

Este latinajo que no sé si es o no acertado viene como praefacio de esta anotación. Soy lector asiduo de El País, en versión papel. Leo, casi a diario, IDEAL cuando estoy en Jaén, y hace muchos meses que no ojeo El Mundo. Sigo en Internet, Periodista Digital, PR Noticias, Noticiascadadía, 20 minutos, El Economista y cientos de blogs.

Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando el otro día me llamaron ‘ultra’ por ver El gato al agua, el programa de análisis político de Intereconomía que dicho sea de paso, en el programa de Buenafuente, La Sexta, asimiló con la derecha de la derecha -o sea, que veo la cadena de Roures también-, como lo hago con Antena 3, Cuatro, Telemadrid -Diario de la noche, por ejemplo- o Canal Sur -Ratones coloraos-, dependiendo del programa y hora que me cuadre. La que menos veo, cierto, es Tele5.

Soy de formación liberal, en lo político, social y económico. No me veo agrupado a ‘ultras’ por compartir comentarios y análisis de Javier Nart, Pablo Castellanos o Cristina Alberdi. Tampoco me considero ultra descojonándome de las frases lapidarias del repelente niño Vicente llamado Juan Manuel de Prada, las lecciones de macroeconomía de Mario Conde, o los gracejos de Carmen Tomás y Antonio Carmona. He dicho que algunos aspectos, más morales que políticos, no los comparto pero eso no me deja al pairo de ser calificado como ‘ultra’.

Desgraciadamente hay una Izquierda hiperlegitimada frente a una Derecha hipolegitimada en algunos sectores de nuestros país. Pero es ese sectarismo el que los lleva a perdición – el camino que seguía Tom Hanks (guiño a Pablo Tovar ¡eh!)-, y a proponer cierres de emisoras, teles, diarios, etc. tipo ‘saga de los Castro’.

He dicho, reitero, que cada vez que cierra un medio de comunicación, hay menos libertad de expresión -derecho fundamental-. La TDT ofrece un amplio espectro informativo, de opinión, compras, series, concursos, pelis y hasta bodrios tipo John Cobra ‘tócameloshuevos’. Pero nada de ultras.

De todas formas, dicho queda otra vez, es que me da igual lo que me digan unos y otros. Cada uno le chupa el rábano al que le paga.