El chascarrillo mágico

Hay dimes y diretes.

Hay comparaciones odiosas.

Tambien existen el dime con quién andas y te diré quien eres. Incluso si uno se arrima, te miran y te pregunta si la sombra es buena o no.

Lo único que sé es que lo de saber, uno, cada vez sabe menos.

Por eso hay que recurrir al chascarrillo mágico. Aquel que se usa en las distancias cortas; sobre todo cuando uno se acerca demasiado y lo más próximo con lo que se topa en los morros es ese oidito fresco y tierno dipuesto a escuchar la frasecilla más ligera de nuestro vocabulario de asceta metido a pensador extramuros. Posteriormente se retira y el paso siguiente es tirar de su gomita.

El chascarrillo mágico nunca falla.