El cuerpo me pide…

Diario IDEAL, 15 septiembre 2010

Cada vez que me enfrento a esta columna pienso y repienso sobre cómo enfocarla o de qué temas hablar. La mayoría de las veces el cuerpo me pide escribir de Política, que me chifla, pero a la vez, me aburre soberanamente, ya que nuestra clase política es de esas con las que no pasaría ni un minuto de mi vida. Siempre hay excepciones. Pero esas excepciones no la salva. De todos los que conozco muchos no saben de qué hablar ya que lo único que saben es eso, hacer de políticos… ‘jijiji, jajaja’, palmaditas en el hombro y ¡hasta luego Lucas! Además, sí, lo es, cada vez que me meto en estos charcos me inunda la sensación de quedarme vacío e insatisfecho. Tengo la firme convicción de que jamás podré cambiar nada desde estas frases. Es lógico. Mi fuerza es pírrica frente a un medio tan potente como la televisión, por ejemplo. Por eso barajo la posibilidad de no volver a escribir sobre ello. Eso sí, me reservo el derecho a que como no soy río, me vuelvo cuando quiero o como ha dicho Clint Eastwood, tras retirarse como actor… ‘si hay un buen guión, no me importará regresar’. El tiene 80 años. Así que a mí me pasa lo mismo. Si hay un buen tema, volveré a hablar y escribir sobre ello. De todas formas ya están ellos para descalificarse solos. La última ‘zapatada’ ha sido en Oslo. Y ya está. ¡Tomás no digo más!

Por eso, con esto de que ha empezado el curso, hablaré de la sorpresa que me causó, días atrás, ver a Doña Letizia, Princesa de Asturias, con su nuevo ‘look’. Yo, republicano y heterosexual a partes iguales, reconozco que de vez en cuando la Familia Real y sus ‘asuntillos’ me interesan. Total, les pagamos el sueldo. A lo que vamos. Al margen de su famélica figura, Doña Letizia, que nos es princesa como Carolina de Mónaco, nos sorprendió con un corte escalonado, pelo desmontado y un tono de cabello muy favorecedor. Quizá demasiado claro, pero para mujeres con el rostro tan angulosos como Doña Letizia, es bueno dulcificarlo con estos arreglos. Jamás, si tienes un rostro de estas características tires de tonos oscuros, querida lectora. Te chupará aún más la cara y presentará un rostro agresivo y distante. Es lo que, en cierta manera, le pasaba a Doña Letizia. Ha sido muy comentado este verano esa extrema delgadez ‘galguiana’ que le gusta gastar -no sabemos si voluntaria o involuntaria- pero desde luego su estilista ha acertado con el cambio. Veremos a ver lo que le dura ya que tiene que competir de forma perenne con ese cargo que lleva puesto, el de Princesa de Asturias, al que se va ajustando cada vez mejor después de unos arranques algo dubitativos y salpìcados de ‘sabinadas’.

Un día me gustaría hacer una radiografía del estilismo de nuestras políticas locales. Pero me temo que seguro me llevaba algún tirón de orejas y no estoy seguro de que todo lo que dijera sería bien comprendido. Se acercan las elecciones y les pediría a todas ellas, de aquí y allá, de la derecha, centro e izquierda que se dejasen asesorar por estilistas, maquilladores, personal ‘shoppers’, etc.

Ellas ganan pasta en sus puestos y seguro que tienen para gastar en estas lindezas que pueden ayudar a rascar votos. Todas las van a necesitar porque las próximas contiendas están muy muy ajustadas y algunas, tal vez, vayan por última vez a la peluquería antes de regresar a sus antiguos oficios. Pero, ves querido lector. Me pierdo con estos temas. Y regreso una y otra vez. No sé por qué digo lo de más arriba y luego rectifico más abajo. Ni río, ni mar, ni montaña. Vas a creer que miento. Es la esencia del que escribe. Inventar. Pero no es la naturaleza del político. Si nos mienten, deben irse.

PA: No secundaré la huelga general.