El éxito de mis amigos

Diario IDEAL, 14 abril 2011

Dadas la circunstancias no es fácil saber de alguien a quien las cosas les pintan bien. Pero haberlas, háylas. Yo cada día conozco a más. Pero además de los buenos de verdad. De los que saben saber estar y te hacer sentirte bien cuando estás a su lado, sin más búsqueda que ese efímero placer que a veces nos ofrece la felicidad envasada en un besos o un abrazo.

Llego algo tarde a esta columna porque he estado dos días en Salón de Gourmets en Madrid. Allí me he ido a vender nuestros aceite de oliva virgen extra. Como siempre sin complejos y metiendo todo el follón que he podido. Parece, por lo que dicen, que se me conoce más de lo que yo imaginaba. Está bien, pero n es suficiente. Mientras que los demás esperan que pase lo de siempre, otros, estamos corriendo para llegar más rápido que el que espera sentado en el escalón de su casa a ver que lleguen los señoritos de las subvenciones, el almacenamiento privado o el clientelismo político-genuflexo y les saquen las castañas del fuego. Pero como estoy muy cerca de la ruina económica, eso me ofrece más oportunidades. Agudizo el ingenio y lo mismo salto de Quesada y sus blogueros rurales, a este salón en busca de ‘compartir para crecer’.

Y es cuando en estas ocasiones, al verte rodeado de gente que piensa que el éxito de sus amigos, es su éxito, sin envidias, navajazos o réditos espúreos, todo sabe mucho mejor. El calor y el respeto bien vale todo este camino recorrido llenado de polvo tus ‘zapatakas’. Nuestra esquinita en Gourmets ha estado petada. Y yo más ancho que largo. Pero es sólo el comienzo, porque estando allí, he visto un nacimiento. Sí, una nueva criatura.

Susana y Jesús, ese tándem llamado ‘webosfritos’, ella guapísima y él, altísimo -y no menos guapo-, abrieron delante de mis ojitos su libro. Sí, un libro. No un libro cualquiera. No. Un libro que reúne bajo el título ‘Recetas y momentos’ toda su inteligencia gastronómica, su excelencia como creadores de tendencias y sobre todo, su saber hacer. Su buen saber hacer que le hace tener una legión de seguidores, ser famosos en medio mundo y además tener éxito, del bueno, del que no es efímero, porque ellos curran mucho. De los que necesitamos a puñados en este país de gandules. Ella madre, abogada y amante de lo que hace -por ese orden-. El arquitecto, creativo y una máquina tirando fotos. Dos ejemplos de éxito sin alaracas. Éxito de trabajar desde bien temprano, 7 días a la semana. Dos dedicatorias que hicieron llorar a Rosa Ardá. Testigo fui de todo. Y reconozco que me sentí tan bien por ellos que como decía más arriba, esos momento de felicidad bien vale una amistad forjada a base de miz digital con ternura, respeto y reconocimiento.

Todo esto y mucho más es lo que he vivido. Esta vez además con mamá de azafata-jefa-comercial que todo lo puede. Y todo lo vende. Otra madre trabajadora, abuela comprometida y banquera desinteresada -de esos que te dan una póliza de crédito y luego se olvidan de cobrarla-.

Y es que si ahora me siento así de bien es porque el éxito de mis amigos, es mi éxito. Me siento crecer por días, no como empresario sino como persona. Gracias a Jesús, Rafita, Mª José y Bea, en particular, y a tod@s lo que han pasado por el stand 8F24.

Esto no ha hecho nada más que empezar.

¡Un gusto!

* Foto de Paco, Lazyblog