El paso del tiempo

Angustiado compruebo como los días negros, alternados con las parejas rojas, van cayendo en el calendario. Todo se esfuma. Nada queda. Y tengo la sensanción de que un enorme vacío negro me espera cuando se apague la luz. Sí, así lo creo. Cuando la luz diga de irse, tú te quedas seco como la mojama y con unos tronquitos debajo de la espalda, te haces ceniza.

Yo arderé… como lo hacían los viejos guerreros griegos o vikingos.

Y arderé porque el fuego es santificador y realizaré ante las llmas el útimo acto de contricción que a un ser racional le queda… arrepentirse de lo mal hecho (por acción o por omisión)… El trance será más  llevadero.

Así, creo que será el final… por eso también creo que el final para los cobardes que aprietan el botón, tiran de gatillo o deflagrán una mochila, el trance, el último,  debe ser más duro. El final no será igual para todos.

Clavos y vinagre. Nubes y sueño.

Esta es la diferencia… se apagó la luz… y desde aquí y sin que sirve de precentes, ahora, sí que hemos sido, somos y seremos iguales.