06
2020¡El Rey vive!
Mi formación es Clásica. El Latín, Griego, Filosofía, Lengua, Literatura… Toda mi infancia y juventud anduve entre textos de Bécquer, Sófocles, Medea, Trajano o El Quijote que lo leí completo en Semana Santa de 1986, cuando estaba en 3 de BUP (grado 11 en EEUU). Sin embargo, busco en mi memoria el día en que el rock and roll llegara a mi vida. Y no lo hallo. Tal vez fuera la influencia de las series de los 70, ‘Los hombres de Harrelson’, ‘Starsky y Hutch’ o ‘Los ángeles de Charlie’ las que sin duda me asomaran a la cultura ‘yankee’ para atraparme para siempre. Por eso el rockabilly fue mi primera influencia y pasión musical. Siguió descubriendo a los clásicos de los 70 (nunca fui fan de los Beatles y mucho de los Rolling), Jopling o Doors… Luego llegaría Bee Gees, Tina, Springsteen, REM, el ‘grunge’ y, sobre todo, Pearl Jam. INXS tiene su propia historia al ser australianos. Los ‘brit’ nunca fueron lo mío (por secuchos, paliduchos y pinta sucia) salvo aquellos 80 de Police, Queen, Cure o Eurythmics.
Ya un poco más mayor, el ‘country’ y el folk sureño norteamericano. Hay otros muchos grupos o solistas ‘made in USA’ que llegaron a mi vida como Madonna o Lady Gaga. Sin embargo hay dos figuras que siempre me acompañaron: Elvis y Cash. Y muy por encima, Presley, claro. Tengo muy vagos recuerdos de él vivo. Y el día que murió, apenas un flash escondido en el fondo de mi memoria. Él llegó con fuerza en esos años en los que empezaron a gustarme las niñas y en las fiestas poníamos cassettes. Rock al fin y al cabo. Y días atrás estaba frente a su tumba, ahora, con su figura y legado que se engrandece gracias a Spotify y YouTube donde veo o oigo sus conciertos, pelis, canciones… a diario. Con la edad matizas muchos tus gustos y en la música, la actual, casi no existe para mí.
No sé si son los años, la experiencia o tal vez la desagradable superficialidad y lo efímero de lo actual. Sentado frente a la tumba del Rey, me sentí diminuto, pero muy afortunado. Pasaba unos segundos junto a la estrella más grande de la música de todos los tiempos, y dejaba mis lágrimas en el aire de este jardín modesto, mientras repasaba todos los momentos en los que Elvis vino a poner una nota de sus canciones en mi vida. Y su legado es tan basto que hoy (literal) sigo descubriendo temas que nunca antes había oído. He estado con Elvis. Y volveré. Su figura bien lo merece. Como el rock and roll.
¡El Rey vive!
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