Hoy, al rozarme la piel, he sentido sentirme diferente. Al incorporame he percibido un enorme vacío verde ante mi. Un verde oscuro que difícilmente podré olvidar. Hoy me siento hidra. Y he comenzado a deslizarme por el interior de ese enorme precipicio menta, curvilíneo, frío, suave, transparente.

Todo túnel tiene un final y el de hoy, era liso y plano. Una simple indicación en el otro lado. Letras esculpidas que al parecer me indicaban una fecha de fabricación. De repente, un maremoto. Al mirar hacia arriba vi sus ojos… y más tarde, su boca. El líquido de aquella botella de cerveza empezó a dirigirse hacia su interior.

Me dejé llevar por la marea porque hoy, desde que me levanté, sólo he pensado en estar dentro de ella.

A toda costa.