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2008Escamas de aluminio
La noche regresa, sin remisión. Cada día, cada atardecer, trae aparejado, sin dudar, la noche, la oscuridad. Cuerpos insomnes, calles mojadas, secretos de niñez. Nada para recordar, voces del ayer. Hace tiempo que estos caminantes no llegan jamás a su hora. El cemento gris de su presente ofrece las grietas por las que escaparse reptando, tras una punzión intravenoso. Gomas, látex, sangre negra. Agujeros por los que inmigrar a tierras mejores, cálidas, a lomos de su caballo…
Y llega el viaje:
Un ejército de caballos forrados de escamas de aluminio que traigan la revolución de la serenidad, ventanas abiertas… un ejército de recién llegados, libertarios, amantes…
Y ahora se ven, al final del camino, las luces azules, intermitentes, güiños lumínicos. Los niños corren para no dejarse atrapar en el fuego cruzado. La samba de ayer ya no mueve cinturas. Y los tambores no traen música de otro planeta. Tabletean los martillos esparciendo comunismo armamentístico. Y los cuerpos sin nombre, los insomnes de hace una líneas, caen. Uno a uno.
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