¡Fúmame!

No me importa que me líes, que me piques para luego envolverme en el blanco de tu cama… que me quemes con tus besos o me alquiles un rinconcito de tus pulmones…

No me importe que me compres y me tires, me llenes de alquitrán o uses tu boquilla pequeña…

No me importe que me chupes, me inhales o te contamines conmigo…

Y mucho menos me importa que me mojes, me roces con tu lengua o, simplemente, pases tu dedo por mi espalda.

Trágame, hasta que me solidifique en tus alvéolos…

Envuelto en tu esponja dejaré que me vuelvas a fumar.