¿Y si es sangre? La hemoglobina se deshace en elogios. Grifos amputados.

Uno de nosotros se escurrirá por el desagüe; al final, recordándonos, el mar. Un mar leucocítico.

Las olas también se desangrarán como el vaso de agua cuando estalla en manos del sediento.

Nosotros, peces multiplicados por panes, acudimos bajo palio al bautizo de vampiros.

Y las arenas se beben sus restos manchándose mientras tu garganta emigrante se diseca atracada en un dique seco alquilado. Sólo estás de paso.

Prestados hematíes se declaran en huelga de avidez trazando un hemograma plano.

Más aún: goteas.

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