Hasta septiembre

Diario IDEAL 9 junio 2010

Sí, así reza la despedida de muchos programas que de cara a la plúmbea parrilla del verano, van echando el telón para descansar y preparar nuevas entregas ya iniciado un nuevo curso, el que será 2010-2011. ¡Cómo va el tiempo de rápido, pardiez! No me lo creo… salvo por la impenitente presencia del remendón que nos lleva aguando la ‘fiestuki’ desde que el personal creyera que de pancartero se puede pasar a dirigir un país. Pero como esta pildorita hay que tragársela hasta que nos dé la alternativa a puerta gayola ante la cajita transparente con rajita, hay que aguantar al calendario y ver que muchos ya van preparando las maletitas.

Es el caso de la serie que acabó ayer domingo. He seguido las dos últimas temporadas y media sin faltar a la cita; a la cita de su consulta en Antena 3. me refiero a la del Doctor Mateo -me mola más lo de Doc de Tom Pelegrini-. Esta serie se ha convertido para mi, que soy un ‘tvfóbico’, en un descanso entre tanta majadería, petardeo y enmarronamiento de la actual sociedad necesitada de una catarsis colectiva de tomo y lomo.

No es que el Doc lo vaya a conseguir; pero a mÍ me alivia. Me alivia ver un pueblo en cierta armonía, donde cada uno tiene su papel que parece que se solapa con el del vecino pero se trata de una coral en la que se compenetran unos en otros.

No se concibe la serie sin Alfredín y Elena (magistral María Esteve); sin la janera Rosario Pardo que de vez en cuando deja perlitas jiennesina como llamar ‘putaka’ a la ex americana de Doc; qué decir de Carol y Mario… o la hipersexual Trini que entre aspirina y aspirina vende sesiones ‘pornófilas’ a través de las ondas.

Todo los personajes están acertados y medidos. La Morcillo, en su papel; Sagredo es el descojone padre; Tom un señor del rock venido a ventero y Doc, con su mala follá de nacimiento, un House a la española, pero estirao y con un déficit amatorio paternofilial que le hace ser más sieso que la mojama. Pero la Morcillo, y su tía la jaenera, lo están metiendo en cintura.

Como digo una serie equilibrada y que a mí me gusta. La sigo, la he seguido y la seguiré, si la programación me lo permite. No esperes hallar en ella -si no la ves- la piedra filosofal de por qué en un pueblo se llevan todos más o menos bien. Quizá porque no se habla ni de fútbol, ni de dioses, ni hay enmierde político. Sólo relaciones humanas, más o menos simples, más o menos… humanas.

Anoche estos estudiantes se despidieron hasta el curso que viene que promete un acercamiento que huele a bodorrio entre Doc y la Morcillo… pero largo me lo fiáis. Como se han ido, ahora podré ver pelis domingueras sin cortes, bien por obra y gracia de la 1 o porque mi DVD las reproduce sin el coñazo de los anuncios. Además, se acerca el veranito y en esta época me pongo menos filosófico y esta columna coge aires marítimos que se fijan, sobre todo, en las gomitas de las braguitas de los bikineros poses de las tintineantes curvas de alguna fémina que hace que se me arruguen las lentillas. Yo sigo aquí. Doc y su ‘trupe’ se han pirado hasta septiembre. Buen viaje y buena suerte. Descanso merecido. Y tú, querido lector, hasta el miércoles que viene… si así lo deseas.

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