Humedad

Comienza a crecer el río de la vida.

Mis dedos se hacen de barro a ambos lados de su orilla.

Los pasajeros suben y bajan mientras todo crece.

Se acerca la hora de la explosión, esos segundos que inundarán tu sudario… me mojarás, te empaparás.

Me harás beber con más fuerza que nunca porque mi sed es tan cristalina que jamás imaginé que dejar de beberte sería atravesar el más longevo de los desiertos pintados a mano.

Eriales.

Ahora ya me balanceo entre tus labios, me dejo… me llevas… hasta consigues tragarme.

Abres tus puertas inundadas y entro.

Sangro placer.

Mis yemas, preñadas con tu agua, se transforman en superficies suaves como la cara oculta de la luna.

Busco aire, de nuevo, mojado…

Y con tu humedad riego mis labios.