La chica que perdió el zapato

 -

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las campanas se quedaron mudas. Mudas por no decir la hora.

La hora de abandonar la fiesta. La hora de acabar lo que nunca debió de empezar.

La chica sabía que aquellas campanas acabarían hablando. De boda o de muerte.

Hablaron.

Y corrió tanto que perdió su zapato.

Desde aquel día alguien con una flor en la mano,  sentado en un banco, espera que el zapato vuelva a su pie.