La cicatriz de Norma

 

 

 

Te recorre de Este a Oeste, subyugando la mirada del observador.

Extirpada va hacia la inhóspita pared fría del cubo de la esquina, un sargazo de tu ser. Y en un futuro, compartiermos, en el tiempo y en el espacio, bisturíes que nos tatúan a la misma altura.

El cuchillo, la navaja de afeitar, siempre son buenos para acabar con la respiración. En cambio, tú, tiraste de química, mientras yacías recostada sobre el pliegue de tu cicatriz… supurando.

Contemplo el fotograma; consigo penetrar entre la separación de los labios que marcan la distancia entre el Norte y el Sur de tu tronco… casi famélico, hambriento de todo, repleto de nada.

Mis dedos, Norma, ungiendo tu marca, curan para siempre.