La corona… ahora, en el suelo

Ya no hay quien ame. Se coleccionan calaveras tatuadas en espaldas secas. Fumar mil cigarrillos es pecado. Generales, medallas, balcones y tiros a la barriga. Sin piedad. Sin paz. No hay interés por lo que pasa. Coleccionan cuerpos como cuentas engarzadas en una corona. De espinas romas. Romas por el paso del tiempo. Por balas. Por rosas. Por vino. 

La camisa la dejé atrás, encerrada en aquella maleta. Ahora, a punto de partir, me despido así de ti. Reyna republicana dueña de la república independiente de tu cama. Una calavera más. Una cuenta más.

Más peso para tu corona…. ahora, en el suelo.