Era cuestión de vida o muerte. El papelón internacional de España, por fin, ha pasado a ser hoja pasada. La dictadura marroquí ha aceptado que Aminatu regrese a su pueblo sin pasaporte. Haidar ha despegado finalmente del de Lanzarote rumbo a El Aaiún a las 22.23 horas, tras 32 días de huelga de hambre, después de que hace 15 días se produjera un intento fallido de subirla en una aeronave con destino a su hogar en el Sáhara Occidental. «Esto es un triunfo y una victoria para el derecho internacional, para los derechos humanos, para la justicia internacional y para la causa saharaui» ha dicho.

Ahora toca, de una vez por todas, exigir, vía Naciones Unidas, que Marruecos cumpla las resoluciones internacionales y deje decidir al Sáhara Occidental su futuro. Al margen, alguien un día debería también pedir para los marroquíes libertad, democracia, igualdad y respeto a los derechos fundamentales.