La musa que decidió exiliarse

Los mapas fijan y establecen los límites de los países;

sin embargo, a veces, estos límites no existen: sólo son inventos nuestros.

Ha llegado la misiva prendida del cuello de la paloma con un nuevo mapa que has dibujado en la esfera que redondea el final de mi mesa;

ha aparecido un nuevo país y Calíope se ha exiliado en él.

¡Larga vida Calíope! Que tus pies descalzos te lleven al lugar que siempre has deseado.

Que el sol vuelva a cubrir de bronce tu piel desnuda y que los niños te abracen

descubriendo en tus pechos, eso que jamás te enseñaron cuando aún quitabas el hielo

del manillar de tu bicicleta.

¡Larga vida Calíope! dueña de sueños, amante de noches de carbón, calor de arena y

color de puestas de sol.

Te exilias y yo ya he comenzado a abrir el ataúd donde he puesto todos los versos que dejé escritos

mientras me susurrabas al oído un final feliz de una película que ya no existe.

¡Larga vida Calíope! Larga vida.

La nuestra, murió.