La vieja y el mar*

pasea por el filo del mapa

agotando sus últimos pasos

apoyada en la columna de madera

que sujeta el cielo y lo separa

de la tierra

que ahora pisa;

 

larga vida al mar por poca vida

que a ella le resta;

 

elemento y últimas horas,

experiencia frente a eternidad;

 

acuosa salpicada con gramos de sal

con la que aderezó su vida,

la que va consumiéndose

debajo de ese sombrero

de alas blancas

como las de sus hermanas las gaviotas;

 

la vieja mira las olas,

las cuenta,

las recuerda;

 

el mar,

simplemente,

le presta su saludo reverencial.

 

*Del poemario Íttakus (2005)