Morir y resucitar

Mueres cada noche. Resucitas cada día.

Sí, nuestra vida es un ir y venir… de acera en acera…

Soplas entre los labios aquello de "caminan nuestras sombras…"

Sombras que formamos con letras y si juegas con ellas, te salen nombres, nombres de ellas… mujeres, personas o cosas.

Tu respiración muere cuando espiras y nace cuando aspiras… y si te fijas bien, en cada parpadeo, hay un comienzo y un fin.

Por eso, a tu lado, prefiero "he muerto y he resucitado". Y si me quedan cenizas, te invitaré a que, a la sombre de ese árbol que he plantado, te sientes para dejarte que el viento, mi viento, llegue, te toque y se vaya.