My boots…

O son para caminar, o son para montar. Tanto monta monta tanto la bota como Leandro. Fernandez de Moratín para servir a usted y a Dios. Hasta luego amigo. No dejes de montar tus botas de siete leguas para llegar más pronto que tarde a la uvas de la suerte. Y no te atragantes. Como Pantagruel que era, así, comilón y tragón. Tanto tragó que dejó chico al lagarto de la Malena. La niña que decía mal aquello que su madre le peinaba cada noche. Niña no te olvides del cepillo para cepillarte lo cepillable. Por donde además, si me descuido, te cepillan. Y la niña salió con sus botas para nunca volver. Jamás.