¡No puede ser verdad!

Siempre he tenido una relación delicada con el benemérito cuerpo español. Pero es que cuando me pongo a pensar las veces que me han pedido la documentación, me han abierto el coche o me han metido los perros, es que me hecho a temblar. Es lo que tiene llevar más de 20 años vagamundeando por este mundo de Dios.

Y digo yo ¿tengo  tan mala pinta? ¿acaso ven en mi a esos moritos de Lavapiés que no detuvieron y que mandaron a casi 200 personas al cielo… de Madrid? es que cuando me miran ¿mis patillas les recuerdan a las de pacífico hombre de paz zetapetero de Otegi? ¿o no gasto el perfume francés  "extracto de militar chamuscado" que De Juana grácilmente usaba en su sainete hospitalario para taladrar a su novia cantando bajo la ducha? o ¿será que mi acompañante no iba "enkuyifada"?

Ayer, una vez más (y van infinitas), me volvieron a parar. Y eso que de copiloto venía "Mamá" que tiene mejor pinta que yo  y en la parte de atrás traímos tomates.

Me revisaron y remiraron el coche (pobre "Superb" con su margarita naranja en el culo deberá hacerles pensar que llevo "goma2ecovaleya") y lo que nunca me hicieron, ayer pasó: me comprobaron y recomprobaron que yo era el mismo que aparecía en el carné de conducir.

¡¡¡Ahhh!!! ¿serán mis pelos de gudari andaluz? o ¿mi color de talibán "apedreamujeres" andalusí?

Está claro que los beneméritos cumplen su trabajo… pero joder,  voy a poner unas muescas en el salpicadero para indicarles las veces que me han parado y colgar de mi retrovisor esa cruz gamada (que ponen los pelos de punta) que usan los de ANV, los hombres de paz de aquel país emboinado, o una foto de Mahoma con su "turbantebomba" y a ver si así me dejan en paz de una puta vez.