Novia acuática

Es algo tarde, pero no demasiado. Levanto los ojos de esas líneas que quedan atrapadas entre dos rectángulos verticales. Nunca me gustaron los libros de tapa dura. En este caso, leo a un amigo. El sonido que acompaña mi lectura juega entre las ramas de los árboles y el coqueteo de la chiquillería con el agua. Y no es tarde porque todavía me queda algo de lectura. Y vuelvo a levantar los ojos.

Segundos más tarde me hallaba sumergido esperando que el tiempo se detuviera. Ella se había despojado de la parte superior de su bikini y mostraba una cinta roja en el pelo. 

Sin embargo, ahora sí es tarde. Ella no se lanzó a salvarme.  Le dió vergüenza enseñar sus pechos.  Me he tornado pez esperando la evolución a pez(ón) tatuado sobre una nueva novia acuática.

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