Onírico erótico

Regresó a casa. Ella caminaba aquella noche sola. Había decidido volver a ser ella misma. Su perra la esperaba ansiosa para dar el paseo de rigor. Pero ella quería dormir. Caer rendida ante la presión narcótica de su deseo, de un deseo que le llevaba recorriendo su cuerpo desde hacía varios meses.

No lo dudó; se encerró en su dormitorio y presionó con todas su fuerzas los párpados. cerrados como la caja fuerte de su corazón. Éste latía fuerte. Sentía aquel músculo en la boca de su estómago. Morfeo le besó en la mejilla.

Tras horas en tierra de nadie, recorriendo plateas de colores, hilos de plastilina y grifos con papel couché, sentía como se inundaba… su cuerpo, su cama, su piso, su ciudad.

Llegó con su nave al borde del mar onírico erótico. 

 

* Fotografía: Lienzo de Laura Rubio