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2008Perro andaluz sin domesticar
Entre las balas que detienen los diccionarios, los andamios de este corazón o las letras que nunca te escribí porque jamás lees más allá de los titulares de las noticias,
mientras que andas presa atada por un manojo de nervios, esclava de un secador que suelta latigazos o vendida a un reloj que sí que marca las horas, ahorro energía para no respirar más de lo que debo.
El grifo del agua está seco como una piedra y tanta sequedad, a este perro andaluz sin domesticar, el alma se le vuelve inextricable, se parece cada vez más a una paja seca de trigo que ya no está, ni el ojo ajeno, ni el propio porque no hay ojos, ni cuencas.
Está a la espera de que una hidra lo ahogue o de naugragar entre un oxímoron.
Sin embargo, todavía, como paja seca, el viento, se la llevará.
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