¿Por qué no soñar?

Llevo varios milenios cogido a mi volante preguntándole al asfalto por qué todo es tan caro, por qué hay que pagar algo tan alto como tu propia vida.

A veces, sentado en el bordillo de tu calle, miro al horizonte y le digo a esa raya, como la que dibujas en tus ojos cuando giras tu cabeza para mirarme, por qué no es más fácil decir que todo lo pasado, fue eso, fotogramas descuadrados que se han salido del diafragma, que ahora, es invisible.

No guardo esperanza aunque en mi último sueño me decías… ¡no la pierdas! 

Yo he perdido mi cartera, mi cara y hasta mis pulmones. La sangre la vendí en el mercado de azafrán y mis ojos, paupérrimos ellos, están empeñados y atrapados en esta caja de cristal antibalas.

Sólo me quedan las patillas… para saltar y columpiarme en tus pendientes

¿Por qué no soñar?