¿Por qué no te callas? o los bramidos del «Gorila rojo»

Como dice Zapatero, no seré yo quien esté cerca de la institución de la Corona o Monarquía. Ya lo he dejado aquí plasmado en varias ocasiones y creo que no hay duda alguna. Dicho esto, no es óbice para reconocer que D. Juan Carlos I anda últimamente ejerciendo de Rey de forma evidente.

Estaba algo despistadillo con los bocados tobilleros y "quemas" de nacionalistas catalanes y vascos. Fue a Ceuta y Melilla y se ha dado un baño de multitudes que le ha hecho retornar a la realidad y a reecontrarse con su pueblo que en su inmensísima mayoría lo respeta y lo admira.

La famélica diplomacia española ha evidenciado que ante determinados sujetos no se puede uno andar por la ramas.  Fue en estos días atrás el sátrapa marroquí, el que tiene a su pueblo descalzo, mientras él nada en una abundancia obscena, guardián de los fieles, y Moratinos -justificando sus pretensiones anexionistas de la ciudad españolas-, le ha permitido todo tipo de excesos.

El caso del avión que iba a Chad y acabó en Níger, otra más.

Y ahora son los bramidos del "Gorila rojo" los que han puesto a Don Juan Carlos hasta las "pelotas" y todo el mundo ha visto como ha reaccionado ante este dictadorcillo que representa lo más negro y siniestro de la América heredera de nuestro Descubrimiento.

Alabo la reacción del Rey y además, la de Zapatero, dejando en evidencia quién representa a la Democracia.