Quiero besarte

– Algo así decía aquella vieja cancioncilla de Tequila: quiero, quiero, quiero besarte- susurra ella.

– Niña mala; despistada y meditabunda. Besarte los labios…no. Besarte las manos, tampoco. 

– Dime pues joven juntador de letras: ¿dónde me besarías? 

– Por besarte, te besaría en tu nombre. 

– ¿Mi nombre? 

-Sí. Es mejor besar en el nombre que en el recuerdo. El recuerdo, en la memoria, es igual que el resto de ropajes archivados en arcones de papel. El nombre, tu nombre, es lo que besaría. ¿O tal vez no recuerdas que el aire huele a tu nombre?