¿Sabes cómo empieza un sueño? Origen

Por fin he podido ver este viernes uno de los films más comentados de las últimas semanas. Se trata de Origen, película de Christopher Nolan, con protas tan diferentes como Leonardo di Caprio o la niña de ‘Juno’, la actriz Ellen Page. Leonardo di Caprio es especialista en robar sueños. Capaz de introducir una idea en el consciente de un individuo que, al despertar, cambiará el devenir de su vida.
Esta es la premisa de esta hiperonírica representación fílmica de los sueños. Aquí, los sueños no son sueños, al estilo de Segismundo fabricado por Calderón de la Barca, sino texturas parametrizables y moldeables para el ladrón de sueños, sus aprendices y arquitectos.
Cualquiera que haya leído algo sobre nuestros sueños, habrá visto en origen cantidad de referencias -sin citarlas, a Freüd-; el consciente, el subconsciente, las proyecciones, los miedos…  La verdad es que no he visto nada de Matrix en Origen. Si bien sí que he visto reminiscencias de La celda,  esa joyita de Tarsem Singh, con una Jennifer Lopez y Vince Vaughn navegando a través del consciente y subconsciente del asesino en serie, Vincent D’Onofrio, el otrora soldadito osito de La chaqueta metálica.
Origen es efectista. De acción inusitadamente enganchadora y que logró tenerme durante sus 148 minutos cosido al poder de los sueños, esa parte tan endiabladamente humana pero que, a diario, de noche, se nos escapa al más mínimo de los controles del ‘yo consciente’.
Esta fábula del poder controlar algo tan naturalmente incontrolable, nos hace disfrutar de una buena película pero que no impacta tanto como su cacareada referencia de los hermanos Wachowski en su primera entrega. Insisto no he visto referencia alguna. Los actores se hacen preguntas que nos hacemos siempre que dormimos… ¿sabes cómo empieza un sueño? No; jamás. Estás ahí y comienza la acción. Esto es Origen. Ciencia ficción.
P.A.: Este sábado, además, disfruté, y mucho con Una mente maravillosa.