Solo Solomon

No conocía a este personaje de ficción. Solomon Kane es un héroe puritano de ficción del siglo XVII creado por Robert E. Howard, autor de Conan el bárbaro y que este año 2010 hemos visto en pantalla grande, gracias al director británico Michael J. Bassett y con el actor James Purefoy en el papel de Solomon Kane.

Debo reconocer que una vez vista la película vienen  a mi memoria escenas de El señor de los añillos, Van Helsing en versión Hugh Jackman, Piratas del Caribe o toda esa retahíla de pelis donde abundan las espadas, hachas, testas rodantes, chupasangres canívales, cruces, demonios, nieve  y lluvia… mucha lluvia.

Esta película no aporta nada, o casi nada, a lo ya visto. Un mercenario hipermegatatuado -tipo Travis Bickle- y escarificado hasta el tuétano,  intenta redimirse rezando porque se siente maldito al arrastar la culpa por la muerte de su hermano.

En su peregrinaje hacia su hogar, tras abandonar por imperativo onírico su monacal retiro, de nuevo surge al cruzarsecon la acción del mal, el justiciero implacable que lleva dentro. Malos demonios y él, solo. Una Inglaterra de 1601 que exportaba colonos a las nuevas tierras americanas repleta de brujas, maleficios e ignorancia que la Iglesia manipulaba a su modo -ya conocido-. Y a todo esto, Solomon -solo Solomon- sin esbozar la más mínima de las sonrisas humanas. Siempre cabreado, pretenden darle un aire de personaje sombrío -con fotogramas al estilo La Pasión de Mel Gibson- que no es creíble. En todo caso, casi dos horas de palomitas vacacionales.

Supongo que las historias  del original literario serán más salvables que esta versión cinematográfica que me barrunto tendrá secuela. Desde luego me quedo con el Conan gobernator. Para pasar el rato sin más pretensiones.