Su libro

Los soldados buscaron entre los escombros. El bombardeo de la noche anterior dejó un rastro de cascotes, herrumbre y sangre que era imposible distinguir nada en aquel gigantesco paisaje postapocalíptico. El soldado más joven del batallón, atenazado por el escenario, se detuvo a fotografiar un segundo que jamás volvería a vivir y a olvidar. Cuando sonó el «click» de su cámara, sus ojos, absolutamente desarbolados por la dimensión de aquella escena, se detuvieron en una esquina enterrada en polvo para descubrir al pequeño Miguel abrazado a su libro. Su muerte salvó, para siempre, la historia escrita en aquellas páginas.

📷 Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada (CDMX)